domingo, 6 de octubre de 2013

¿Es la escritura femenina diferente a la del hombre?

Por Nora Rivera


Hace poco volví a toparme con el ensayo de Marta Traba titulado “Hipótesis sobre una escritura diferente” y decidí re-examinar la hipótesis trabista que afirma que la escritura femenina es diferente a la de su homólogo. Traba parte de la idea de que la escritura de la mujer es más realista, detallada, aclaratoria y precisa que la escritura simbólica masculina. No es que los textos femeninos sean intelectualmente inferiores a los masculinos, aclara la escritora argentina, pero asegura que son metafóricamente pobres:

 “…se podría tal vez advertir que: (1) los textos femeninos encadenan los hechos sin preocuparse por conducirlos a un nivel simbólico. (2) Se interesan preferentemente por una explicación y no por una interpretación del universo; explicación que casi siempre resulta dirigida también al propio autor, como una forma de esclarecerse a sí mismo lo confuso. (3) Se produce una continua intromisión de la esfera de la realidad en el plano de las ficciones, lo cual tiende a empobrecer o a eliminar la metáfora y acorta notablemente la distancia entre significante y significado. (4) Se subraya permanentemente el detalle, como pasa en el relato popular, lo cual dificulta bastante la construcción del símbolo. (5) Se establecen parentescos, seguramente instintivos, con las estructuras propias de la oralidad, como repeticiones, remates precisos al final del texto, cortes aclaratorios en las historias”.

Encuentro dos problemas primordiales en esta hipótesis. Primero que nada, se tiene un conocimiento incompleto de la escritura hecha por mujeres. No es ningún secreto que el mundo literario está dominado por hombres –especialmente en Latinoamérica–, y por lo tanto el lector en general –hombre o mujer– ha sido expuesto a pocos ejemplos de literatura escrita por mujeres. Dando como resultado un estereotipo muy marcado de la literatura femenina. El segundo inconveniente de la idea trabiana es el hecho de encasillar a todas la mujeres en un sólo conjunto. Tradicionalmente, a la mujer se le ha atribuido una identidad colectiva, en lugar de considerar la identidad de cada mujer individualmente. No es posible comparar a Jorge Luis Borges con Amado Nervo, entonces ¿por qué clasificar a Elena Poniatowska y a Rosario Castellanos en un mismo grupo sin siquiera considerar a Mistral o a Sor Juana?

Traba argumenta que la literatura femenina carece de invención y que como solamente recuenta hechos cotidianos, no tiene un gran valor creativo, asegurando que esta cuasi-deficiencia es una “falta de entrenamiento” porque las escritoras –a diferencia de los hombres intelectuales que “escriben desde afuera”– “no se deciden a desprenderse de las experiencias vividas”. ¿Qué es “Cien años de soledad” sino un maravilloso recuento de la vida provincial en Latinoamérica? Y ¿qué no el mismo García Márquez ha dicho que su obra está basada en sus propias experiencias? De hecho, el estilo -y tema- de “Cien años de soledad” es sumamente parecido al de “La casa de los espíritus” de Isabel Allende. Desafortunadamente, los estudiosos de la escritura femenina se han concentrado en escritoras que abarcan temas considerados femeninos o feministas, sin tomar en cuenta que, a pesar de que los brotes de mujeres escritoras realmente no se dieron a conocer hasta el siglo XVIII, existe una gran variedad de estilos y temas. No creo que alguien se atreva a decir que “La amortajada” de  María Luisa Bombay, o “Los sonetos de la muerte” de Gabriela Mistral o los “Hombres necios” de Sor Juana carecen de técnica y creatividad.

El artículo completo de Marta Traba se puede encontrar en http://porlamatria.blogspot.com/2008/08/hiptesis-sobre-una-escritura-diferente.html

1 comentario:

  1. En su artículo, Traba incluye a escritoras internacionales como Doris Lessin y Flannery O´Connor como ejemplos de escritura femenina con falta de creatividad simbólica, olvidándose de Mary Shelley –autora del famoso “Frankenstein”. En la actualidad existen escritoras de literatura fantástica que, sin lugar a dudas, producen obras de suma creatividad. Para muestra está "Harry Potter" de J. K. Rowling.

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